Un grupo internacional de astrónomos reveló nuevos detalles relacionados con la Gran Mancha Roja de Júpiter, luego de examinar las observaciones espectroscópicas obtenidas de los instrumentos del telescopio espacial James Webb, informó este jueves la Universidad de Leicester (Reino Unido).
Según reseñó RT, la Gran Mancha Roja es un vórtice anticiclónico, un sistema de alta presión atmosférica que gira en sentido opuesto a las manecillas del reloj, que se localiza en el hemisferio sur de Júpiter.
Este anticiclón, que se aprecia como una mancha roja en la atmósfera del planeta, es considerado como el más grande y de mayor duración del sistema solar. A pesar de la frecuencia de las observaciones de este fenómeno, existen interrogantes sobre su composición interna, así como de la dinámica y mecanismos que lo impulsan.
Examinando el corazón del anticiclón
En un estudio publicado en la revista JGR Planets se reportaron los resultados con el análisis de las mediciones de la composición química y la temperatura de las nubes de la Gran Mancha Roja.
Los científicos detallaron que se detectó amoniaco, fosfina y agua en la troposfera de Júpiter, el lugar donde se forman las nubes y se agita el vórtice. Asimismo, mencionaron que se identificó metano y una variedad de hidrocarburos en la estratosfera del planeta, que se sitúa por encima de la troposfera.
Por otro lado, los especialistas comentaron que se realizaron evaluaciones de la velocidad del viento en las nubes del anticiclón, a partir de la combinación de los datos de los telescopios Hubble y James Webb.
Midiendo la velocidad del viento de las nubes
De acuerdo con los autores del estudio, en las nubes más profundas, el viento alcanzó los 150 metros por segundo (m/s), mientras que en las nubes de la troposfera superior las velocidades del viento fueron de entre 50 y 70 m/s.
A su vez, se observó que en el centro del vórtice se registraron temperaturas frías, lo que provoca que el amoniaco y el agua se condensen para producir nubes más espesas. No obstante, se detectaron temperaturas más cálidas por encima de la estratosfera, por lo que se demostró que el «vórtice troposférico» influye en el lento movimiento del viento en las zonas altas.
«Lo que no podemos ver es lo que ocurre más abajo, debajo de estas nubes superiores; eso es algo que solo la misión Juno o las observaciones terrestres en el rango de centímetros pueden hacer realmente», sostuvo el profesor Leigh Fletcher, quien recalcó que el James Webb «solo ve la punta del iceberg».