A través de un estudio de The Commonwealth Fund se reveló que casi 800.000 estadounidenses han muerto hasta ahora durante la pandemia de COVID-19 en EE. UU., Y más de la mitad de esas muertes ocurrieron durante 2021.
Un año después del esfuerzo de vacunación de EE. UU., mucha atención se ha centrado en la persistencia obstinada de la pandemia, que se ha alimentado por nuevas variantes más transmisibles y los millones de estadounidenses que no han recibido sus vacunas.
Sin embargo, el impacto positivo del rápido desarrollo y despliegue de vacunas altamente efectivas – la reducción de muertes y hospitalizaciones – ha sido menos obvio.
En julio, se informó de que el programa de vacunación de Estados Unidos había evitado 279.000 muertes y 1,25 millones de hospitalizaciones, principalmente por embotamiento de un aumento en la variante alfa durante la primavera de 2021.
A partir de ese informe, casi la totalidad de los EE.UU. ha experimentado una ola de infecciones, hospitalizaciones y muertes causadas por las variantes altamente transmisible.
Sin el programa de vacunación de EE. UU., Las muertes por COVID-19 habrían sido aproximadamente 3,2 veces más altas y las hospitalizaciones por COVID-19 aproximadamente 4,9 veces más altas que el número real de víctimas durante 2021.
Por lo que se sigue aupando a la población a recibir las dosis y colocar los refuerzos correspondientes.
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