El golpe de Estado consumado el 11 de abril de 2002 contra el gobierno legítimo y democrático del presidente Hugo Rafael Chávez Frías, fue un acontecimiento que puede ser narrado en tres actos: el antes, durante y después de una ofensiva mediática sin precedentes en el mundo, donde se buscó no solo legitimar internacionalmente una dictadura, sino condenar a sectores humildes de la sociedad sin ninguna averiguación seria ni creíble y secuestrar no solo a un presidente, sino a un gran líder de la patria grande.
Los hechos
La oposición venezolana organizó una protesta en Caracas, que luego degeneró en una marcha que pretendía llegar hasta el Palacio de Miraflores y exigir la renuncia del presidente Hugo Chávez bajo varias premisas: “cubanización” del país, desconocimiento de la propiedad privada, derogación de la Ley de Tierras y las 49 leyes habilitantes, “gobierno dictatorial”, defensa a ultranza de la meritocracia en la empresa petrolera del Estado, entre otras excusas típicas esgrimidas por la derecha latinoamericana en buena parte del siglo XX. Esta acción nunca logró su objetivo, motivado al cinturón de seguridad que el mismo pueblo de Caracas levantó en torno a la sede del gobierno, así como a los organismos policiales y militares que se interpusieron entre ambos contingentes.
Los antecedentes inmediatos de estos sucesos se pueden situar en la huelga general convocada por la central empresarial (Fedecámaras), apoyada por la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), el día 10 de diciembre de 2001. Como precisa el exembajador de Cuba en Venezuela Germán Sánchez Otero, en su libro Abril Sin Censura: “La fecha fue seleccionada porque ese día Chávez promulgaría la Ley de Tierras, en la simbólica Santa Inés de Barinas, sitio donde Ezequiel Zamora librara su victoriosa batalla a mediados del siglo XIX e hiciera temblar a los oligarcas de entonces”.
El 7 de febrero de 2001, se suma otro hecho no menos importante en el desenlace de esta historia, el diario venezolano El Nacional organiza un foro en el que el coronel de aviación Pedro Luis Soto, pide públicamente la renuncia del Presidente, afirmando además que lo hacía en nombre del 80% de la oficialidad; también, las declaraciones del capitán de la Guardia Nacional Pedro José Flores. Con estas dos deserciones militares, se iniciaría el llamado “goteo militar”, conformando “el show de la plaza Francia” ya en el mes de marzo, con un grupo de militares activos y retirados, que buscaban socavar las bases morales y disciplinarias de la institución castrense.
A los tres meses de la convocatoria a huelga, el 11 de abril de 2002, los dirigentes opositores y parte de la nómina mayor de Petroleros de Venezuela S.A. (Pdvsa), convocaron una marcha en los sectores caraqueños del Parque del Este ( Hoy Parque Generalísimo Francisco de Miranda) y Pdvsa Chuao, luego desviada intencionalmente hacia al Palacio de Miraflores.
Así, en las proximidades del Palacio de Gobierno, comienzan a caer las primeras víctimas por disparos de francotiradores, éstas y otras en el centro de Caracas serían usadas por el grupo de golpistas para emitir unos videos grabados con un pronunciamiento militar, donde se exigía la renuncia del Presidente.
El canal de televisión del Estado, Venezolana de Televisión (VTV), fue sacado del aire en horas de la noche del 11 de abril y el paradero del presidente Chávez se desconocía. Pero en la madrugada del 12 de abril, el Alto Mando Militar venezolano anuncia, a través de su vocero principal, el General en Jefe Lucas Rincón Romero, que le habían solicitado la renuncia a Chávez, y que éste la había aceptado, lo que nunca fue tal, como lo evidencia la carta que escribe el presidente Chávez estando retenido en Turiamo.
En los instantes siguientes, el presidente Chávez era detenido y trasladado inicialmente al Fuerte Tiuna, ubicado al sur de Caracas, para luego ser enviado primero a la Base Naval de Turiamo y luego a la Isla de La Orchila. Ese día, 12 de abril, se auto juramentó el dictador Pedro Carmona Estanga como presidente interino y deroga la Constitución Bolivariana aprobada por el pueblo en 1999.
La participación de los medios
Siguiendo las indicaciones del “manual del golpe de Estado”, los medios de comunicación impresos, radiales y televisivos, estuvieron transmitiendo informaciones sesgadas y tendenciosas, allanando el terreno para que la opinión pública nacional asumiera el golpe de Estado en ciernes como un acto natural y razonable. En vísperas de la marcha que precedió al golpe, algunos medios incluso habían titulado: “La Marcha Final”, “Todos a Miraflores”.
En medio de la situación ya tensa de la mañana del 11 de abril, el Comandante Chávez, envía un mensaje a la calma a través de una cadena de radio y televisión, mientras tanto los medios de comunicación decidieron dividir la pantalla, mostrando imágenes del caos generado por los primeros disparos de francotiradores y las personas corriendo y gritando en el centro de Caracas.
Durante las horas de la efímera dictadura, mientras los organismos represivos y las hordas de simpatizantes de la derecha perseguían a los líderes sociales y políticos vinculados con el gobierno del presidente Chávez, los medios de comunicación transmitían en la televisión películas y series infantiles, como si nada estuviese pasando. Fue tal la implicación de los medios privados, que en un conocido programa de la televisora Venevisión, una de las personas vinculadas al golpe de Estado daba las gracias, públicamente, a los canales de televisión privados por su aporte al mismo.
El 12 de abril de 2002, el diario venezolano El Universal titulaba una de sus noticias de esta manera: “El último crimen de un dictador”, dando por seguro que manifestantes afectos al gobierno, así como la Guardia Nacional y efectivos de Casa Militar, habían disparado “contra venezolanos inermes, armados de una bandera y una pancarta”, para evitar que la marcha opositora llegase al Palacio de Miraflores.
Desde entonces, el esfuerzo mediático nacional e internacional de estos oligopolios de medios, no han cesado en su empeño para justificar ese golpe de Estado y criminalizar a todos los héroes. Desde entonces, los medios de comunicación ligados a la derecha nacional e internacional, no han cesado en su empeño en desdibujar la realidad de estos acontecimientos.
Consecuencias
En la memoria colectiva se recuerda al dictador Pedro Carmona Estanga, con el remoquete de “Pedro El Breve”, porque la furia desatada del pueblo no permitió que su reinado del terror durase más de tres días. Aunque breve, las consecuencias de esta dictadura han sido infinitas. El golpe de abril de 2002 fortaleció la conciencia revolucionaria y la unidad del pueblo venezolano.
Las palabras de Carlos Marx: “La revolución necesita para avanzar, el látigo de la contrarrevolución”, se harían realidad en Venezuela luego de este golpe de Estado; gran parte de las políticas de carácter socialista del gobierno del presidente Chávez vieron la luz posterior a esta fecha, tales como el Sistema de Misiones, la reconfiguración de las fuerzas políticas, la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), los planes educativos que democratizaron el acceso a la educación universitaria, creando nuevas unidades bajo nuevos enfoques, la construcción de más de un millón de viviendas dignas, la creación de la tan necesaria Milicia Bolivariana, la Reforma Policial, entre muchas otras decisiones y acciones posteriores a abril de 2002.
Fuente prensa Ecosocialismo y Aguas (Minea) / Inparques