La Fundación Tierra en Bolivia registró hasta el 30 de septiembre un total de 10 millones 125 mil 400 hectáreas de superficie quemadas, cantidad un 90 % superior a la de 2019, cuando las llamas consumieron 5,3 millones de hectáreas, mientras el departamento de Santa Cruz sigue siendo el más afectado con un registro de 58 incendios activos en 21 municipios, los cuales afectaron más de siete millones 370 mil hectáreas.
Según reseñó Telesur, el director ejecutivo de Fundación Tierra, Juan Pablo Chumacero, declaró que «es una catástrofe que afecta la vida de miles de hogares campesinos e indígenas, muchos de los cuales están desplazados por la pérdida de sus casas, de sus cultivos y de sus medios de vida, así como por la contaminación del aire y de sus fuentes de agua».
De acuerdo a los datos de la Secretaría Municipal de Medio Ambiente (SMMA), el Índice de la Calidad del Aire alcanzó un pico de 373. Esto obligó a suspender las operaciones aéreas de forma temporal en los aeropuertos de Viru Viru, Trinidad, Rurrenabaque y Guayaramerin.
También, mediante un comunicado oficial de Navegación Aérea y Aeropuertos Bolivianos (Naabol), estableció que, por normativas y reglamentación, las condiciones mínimas requeridas para todas las operaciones aéreas deben ser de visibilidad de mil 600 metros, pero solo llegó a mil 200 debido al humo.
Aunque Naabol reanudó las autorizaciones de despegues y aterrizajes en los aeropuertos, los daños colaterales provocados por los focos activos se mantienen. Después del departamento de Santa Cruz, Beni es el segundo con mayores daños reportados.